sábado, 29 de octubre de 2022

Los tres admirados

La admiración en alguien viene dada porque hace, o es, algo a lo que uno aspira a llegar algún día. O directamente porque se considera que jamás se será capaz de llegar ahí.

Este segundo caso, con el añadido de que la obra del admirado tiene una conexión e impacto en la vida del admirador, eleva la admiración a la máxima cota. En su justa medida, sin fantatismos ni crear mitos. Sin considicionar la admiración por la vida personal del admirado. Hasta el punto de que esta sea tan irrelevante que ni causara interés conocerle en persona. Sería más interesante compartir el tiempo con uno de los del primer tipo, para que eso permitiera acercarnos a la faceta particular que ansiamos alcanzar.

Hay tres personajes cuyas obras admiro,  me acompañan, o es al revés?, desde hace años. Tres personajes de tres disciplinas diferentes. No coetáneos. La influencia de sus obras en mí son totalmente dispares también.

Haré una entrada sobre cada uno. Con el objetivo de tratar de entender el por qué de mi admiración. Nunca me lo había planteado. Y con la ingenua ambición de averiguar la conexión en mí de ese escritor, ese cantante y ese imaginero.




jueves, 30 de diciembre de 2021

Nuestros padres y nosotros: nivel de vida

Vamos llegando a una edad en la que ya recordamos con nitidez cómo eran nuestros padres, y sobretodo qué tenían, con estos años aproximadamente.

Nos genera cierta decepción recordar que a estas alturas ya hacía tiempo que tenían una muy buena primera vivienda en propiedad, uno o dos coches y, en algunos casos, una segunda vivienda en la playa. Contaban con solvencia suficente para ofrecernos un holgado nivel de vida, con todas las comodidades, muchas de las cuales ellos no habían disfrutado en su infancia.

Como factor adicional irritante, todo lo anterior lo consiguieron con los ingresos del padre únicamente.

Rondando los cuarenta, era natural ser jefe de algo, al menos un mando intermedio, con un buen salario en consecuencia. Hoy es una rareza encontrarse a alguien de esa edad en ese tipo de posiciones.

Tampoco era extraño tener una empresa, de nueva creación o heradada familiarmente, que generaba una más que interesante caja. Sobre los prejubilados de grandes empresas públicas y bancos con unos 50 años, mejor ni hablamos.

La pregunta desde la frustación que muchos de mi quinta se hacen es ¿y nosotros por qué no?

Nuestros padres, nacidos en los 40-50, sufrieron en su juventud la última parte de la dictadura franquista. Cierto. Pero la clave es que disfrutaron del continuo crecimiento de la economía española en los 80 y 90, período al que entraron con 25-35 años, justo en el momento de desarrollar su carrera laboral. 

Crecimiento de la economía significa que las empresas venden más, contratan a más personas, suben los salarios, se necesitan más jefes, la administración pública también crece, con sus jefes adicionales, y un largo etc dentro de un círculo virtuoso, animado por hitos esenciales como la entrada en la UE y el extraordinario 1992 y sus predecesores.

Los precios de las viviendas en comparación con los salarios eran irrisorios vistos con los ojos de hoy día. Un apartamento más que decente en la playa a finales de los 80 costaba unos 50.000 EUR de hoy. Actualmente, ese mismo tipo de apartamento cuesta el triple.

Ahí el círculo virtuoso encontró su siguiente filón y también su muerte por explosión. A principios de los 2000 se comienza a hinchar la burbuja que terminaría explotando a finales de la década. 

España hoy tiene un PIB menor que el de 2007. Y no se prevé que vuelva a superarlo hasta 2025. Es decir, dos décadas sin crecimiento.

Todas las oportunidades que hubo gracias al crecimiento de los 80, 90 y principios de los 2000, de 2007 a 2025 no las hay. Es decir, los nacidos en los 80-90 no tienen acceso a ese océano de posibilidades de prosperidad que sus padres tuvieron. 

Con un agravante, a diferencia de sus padres, fuimos criados en el acomodamiento de la abundancia. En la certeza de que cada año sería mejor, con más medios materiales, que el anterior. El acomodamiento que nos llevó a tener una mayoría de universitarios mediocres, con todo el tiempo del mundo para completar sus estudios. Una generación que no conoce el sacrificio. 

¿Y los de los 60-70? Pues mucho más cercanos a la generación de sus padres, ya que entraron en el mercado laboral en los últimos años del crecimiento y pudieron tomar posiciones.

Hasta aquí la crónica. ¿Cómo seguimos? Tres conclusiones, o sugerencias, que me aplico, pues consejos no doy que para mí no tengo:

1.- Evitar tener de referencia en cuanto a poder adquisitivo a nuestros padres. El contexto y las reglas del juego son otras.

2.- Desarrollar la capacidad de sacrificio y ambición con la que no nos hemos educado. Nunca es tarde. Sacrificio es una consecuencia de la ambición. Ambición por crecer, haciendo crecer. No es contradictorio con disfrutar de la vida, es indispensable para ello para el medio y largo plazo, y saludable para el corto.

3.- Pensamiento crítico. Vivimos bajo el constante adoctrinamiento de polos opuestos. Es más cómodo y tiene mayor reconocimiento posicionarse que cuestionarse. Ante el adoctrinamiento necesitamos realizar un mayor esfuerzo por valorar con criterio propio. Y, por cierto, no es necesario publicarlo en ninguna red social.

Y, sobre todo, ánimo. Las cosas no ocurren por azar, hay que conseguir que ocurran, así el azar se pondrá de nuestro lado.





sábado, 14 de noviembre de 2020

1998. La EM y Quo Vadis

Octubre de 1998, Sevilla. La máxima ambición de un grupo de amigos de 2º BUP es entrar en la EM. O en EM. Esencial distinción. Los adolescentes sevillanos se diferenciaban entre los que quedaban en Plaza Nueva, o en la Plaza Nueva. Los que llevaban barbour, apestoso, pero barbour, y los que no. Los que decían la EM, y los que iban a EM.

Nosotros queríamos ir a la EM, aunque no tendríamos inconveniente en quedar en Plaza Nueva para ir a EM, si de ligar con una pijilla se trataba. Una de las que los viernes cambiaba el uniforme de falda de cuadros por un palabra de honor.

En la EM sonarían Desátame de Mónica Naranjo, Up and Down de los Vengaboys y Freed from desire, de Gala, con los que nos escantaríamos en bailes más espasmódicos que rítmicos. Hasta nos subiríamos a las plataformas para que se nos viera.

Éramos 3, una vez abierto el camino, se unirían otros. Quedada a las 22.20 en el Meliá Sevilla. Uno vivía cerca de allí, los otros dos tan lejos que da igual dónde se quedara. Desde allí, andando a la EM. Llamada de camino a alguna chavala, desde una cabina, siempre lo cogería el padre. Sin erótico resultado. Trayecto de alto riesgo para 3 pipiolos, expuestos a que un grupito de canis les mangaran. Dinero justo para la entrada con consumición, aguantar con un Malibú con Piña toda la noche (hasta las 1.30 h) y el taxi de vuelta. Es decir, 1.000 ptas.

Bien, pero la clave era poder entrar. Edad mínima, 16 años. Nosotros con 15. Los porteros, auténticos armarios empotrados inmisericordes. Si no se acreditaban los 16 años con el DNI, te mandaban de vuelta a casa. Para entrar con menos de 16 había pocas opciones: parecer mayor de 16 y que no te pidieran el carnet, carnet falso con las incipientes impresoras a color, o ser tía.

Uno de los 3 protagonistas se sacó de la chistera una opción diferente. Llevar el carnet de otro. Concretamente el de un amigo del barrio de un año más. Con el mismo canijaso en la cara que él, foto del DNI en blanco y negro con parecido razonable, ningún interés por la EM y todo por la película porno de Canal +.

Hablamos de 1998. No hay internet. Ni siquiera C47. El onanismo solo podía abordarse con la raja de la falda de Ana Rosa Quintana en Sabor a Ti, los Vigilantes de la Playa a las 8 era puro. Y la porno de Canal +, la más alta y exclusiva cota.

El trato: todos los viernes por la tarde el amigo mayor entregaría el DNI y una cinta VHS. El sábado por la mañana el que había ido a la EM le devolvería el DNI y la cinta VHS con la porno grabada, antes de coger el 27 para ir a jugar su partido de distrito. La cinta siempre fue Quo Vadis. Para despistar y porque así era de 480 minutos.

La grabación era un operación igualmente de alto riesgo. Programación del video en modo LP para asegurar el servicio completo, sin cortes inoportunos. El ruido que hacían los cabezales al comenzar la grabación solo era comparable al que haría un par de años después el modem al conectar a Internet. Difícil no desperar a los padres acostados. Si no es que el padre estaba preparado para ver la película y saltaba el vídeo solo. Por último, extraer la cinta por la mañana y meterla en la bolsa de las botas de futbito, con el bonobús sin trasbordo.

El trato funcionó bien hasta la primavera del 99. La grabación fue tristemente descubierta por lo padres del adolescente de la EM. No hubo jornada de distrito un sábado. Les pareció un buen plan ver Quo Vadis.