Da igual que a Eugenio le cuente historias de aquí o de allí, de sitios a miles de kilómetros. Él vive en su sevillana casa, marcando las estaciones del año con sus inalterables costumbres. Su mundo no es más que el de unos metros cuadrados, más lo que alcanza a ver desde los ventanales, la terraza y todo lo que le cuento, que atentamente escucha.
No le importan demasiado las historias exóticas, sino lo cotidiano, lo de su ciudad. No termino de acostumbrarme, de ahí que el domingo me sorprendiera el escándolo que me formó cuando le conté una historia sin la menor importancia desde mi estrecho punto de vista.
Simplemente le decía que de camino a una boda en el Salvador me encontré con una muchedumbre junto al arquillo del Ayuntamiento. Tal era la cantidad de gente que el AVE Plaza Nueva-Prado, perdón Metrocentro, no podía volar sobre sus vías porque estaban invadidas. Eugenio me dijo:
E: ah, bueno, eso sería el que lleva un muñegote de un tío en el pecho y de una mujer en la espalda y hace como que bailan juntos.
A lo que le contesté:
M: "no, qué va, era una chirigota".
Inmediatamente, Eugenio se levantó de su sillón, saltó al suelo, estiró las entumedicidas patas delanteras, luego las traseras y refunfuñando me dejó solo en salón, se fue con ese caminar de máximo desprecio que únicamente los felinos caseros saben infringir.
Fui a buscarlo debajo de la mesa camilla donde ya se había acomodado junto al brasero.
M: ¿qué te pasa hombre?
E: que estoy harto
M: ¿de qué?
E: Del Invierno. El Invierno es oscuridad, frío, muerte, tristeza, entierran la sardina, ¿pa qué? Yo lo que quiero es que llegue ya la Primaverita buena, con su olor a verde, a azahar, los pajaritos cantando, la gente feliz, incienso, Semana Santa, ¿te parece poco?
M: ¿y por eso te enfadas conmigo por lo de la chirigota en la Plaza Nueva?
E: Mira, a mí no me gustan los carnavales. Pero me parecen muy bien, en Cádiz, en Tenerife, en la Alameda subvencionados con nuestro dinero, en Rio, donde tú quieras. Pero aquí no. Aquí el carnaval, cuando vemos en las noticias que lo celebran en otros sitios, o al feo tonto ese de Canal Sur en el Falla significa que ya llega el Miércoles de Ceniza. Y, amigo, en Sevilla cuando llega el Miércoles de Ceniza se acabó el chirigotero chirigotí. Que no. Que eso aquí no. Aquí ceniza, de incienso. De la Primavera que viene a su ciudad favorita. El que quiera parapapá de chirigota, a Cádiz. Por la autopista, la autovía, con Comes o en el Andalucía Exprés. Igual que nadie va a llevar a procesionar uno de nuestros pasos a la Tacita de Plata y, sin embargo, estamos encantados de recibir a foráneos para regalarles nuestra Semana Santa.
M: Eres un antiglobalización
E: ¿Eso es ser antiglobalización? Sí, lo soy. No veo el día en que huela por primera vez a azahar en esta bendita ciudad...
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