domingo, 27 de mayo de 2012

Cuidado con el parecido

A veces Eugenio ha bromeado, medio en serio medio en broma, sobre las llegadas al Aeropuerto de Sevilla y sus similitudes con Latinoamérica. Esa impresión de que nos parezcamos más al otro lado del charco que al otro lado de los Pirineos.

Este fin de semana el parecido se ha hecho más patente que nunca, tristemente. Cuando por la mañana en un hotel de Bogotá me dejan el periódico El Tiempo u O Globo en Brasil, una noticia no demasiado extraña suele ser la siguiente:



Pero esta vez en San Juan de Aznalfarache, provincia de Sevilla. Ojo, ojo.

domingo, 6 de mayo de 2012

El Reducto

Ha llovido mucho, y en momentos muy inapropiados, desde el último post. Tanto que hoy cuando reclamo tus más recientes reflexiones me las niegas con un Eugeniano desplante. Orgullo felino.

¿Qué te cuente yo algo? Pues mira Eu, te cuento que por miles de kilómetros que recorra resulta que el último reducto de cándida felicidad lo he encontrado…sí! En Sevilla! ¿dónde si no, verdad? Cómo somos…

En el veinteañero Parque del Alamillo hay una enorme área vallada de una superficie equivalente a, por lo menos por lo menos, uno o dos campos de fútbol. Es la zona de los perros sueltos*. Allí están los dueños con sus canes, muy felices todos, correteando por el césped entre los árboles, con columpios perrunos, familias enteras de las de camisa y de las de chándal, sin excrementos en el suelo, máxima la educación entre animales y humanos…una especie de Casa de la Pradera en el siglo XX. Fue gratamente sorprendente y esperanzador encontrar esta excepción a la regla. Aún quedan personas verdaderamente educadas en todas las clases sociales encontrando la felicidad alejados de lo material.


“¿Pero ahora entonces qué pasa, qué te gustan esos chuchos tontorrones a los que les tiras una pelota van corriendo detrás y te la traen de vuelta?” Es distinto. Tu elegante superioridad intelectual, Eu, es manifiesta, innegable y admirable. Sólo que llega un momento en el que, además de con sus cosas de siempre, uno disfruta viendo disfrutar a la Jefa y a Capi en ese ambiente idílico, o dónde y cómo sea. Y con eso basta, es así de sencillo. Todo tiene su timbre, todo tiene su nombre.



*Nota: se ruega no confundir “perros sueltos” con “La Suelta de Perras”, post preparado por Eugenio, bien conocido en sus círculos más cercanos, y a fecha de hoy objeto de censura por este escribano.