lunes, 21 de febrero de 2011

"Para Pablo de sus Periquitos"

Las nosecuantas de la madrugada del Sábado en una discoteca de Santiago de Compostela. La ciudad donde algunas uvas se pierden y otras tienen un sabor especial. El ayudante del DJ me pregunta por el mensaje que quiero que aparezca en el pantallón que preside la atestada zona de baile. Difícil pregunta en aquellas circunstancias. Me quedo mirando al suelo con el dedo índice en los labios, cual colegial en el estrado sin saberse la lección. Eugenio viene al rescate para cazar dos piolines de un zarpazo. Título para una entrada de blog y dedicatoria de canción.


Y es que este fin de semana hemos perpetrado la despedida de soltero de Pablo. Ese que allá por Octubre en Salamanca: El tributo fue definido como El Siguiente. Sólo aquellos privilegiados que lo conocemos alcanzamos a entender cómo alguien puede ser al mismo tiempo serio, inteligente, trabajador, formal, respetable, íntegro…y Nori. Porque “Nori” no es sólo el diminutivo de cierto apellido. Nori es un estilo de vida. Estilo Nori. El estilo de la despedida que sus amorosos periquitos le han dispensado. Periquitos de todo pelaje.

Periquito Perilla Bravo, un aparente despistado que gestiona y resuelve así, como si nada. Periquito Salmón, speaker que a contracorriente nada con la corriente haciendo grupo. Periquito Vozme, risueño erudito conocedor del estilo Nori, con la última palabra sagaz siempre preparada. Periquito Calvente, patriarca que de fiero tiene su corazón de león. Periquito Sobrino Delgado con el don de hacer todo con inusitada corrección. Periquito Me-Gustan-Tus-Rizos García en supuesto segundo plano, siempre controlando la situación. Periquito Enfocado Delgado preparado para todo, entrando y saliendo del jardín sin una sola mancha en el zapato. Periquitos Vázquez, aves migratorias de la capital para estar estando, sumando. Y, cómo no, Periquito Dottore que a silenciosos (o silenciados?) gritos se postula como el Siguiente. Imposible que en la jaula coincidiéramos todos los Periquitos, aunque todos estuvimos presentes. Incluyendo el Periquito con lazos de sangre, el de la patita coja, el que fue a las montañas a cuidar de su nido y el que canturreaba por Buenos Aires.

Nori nos regaló la mejor versión de Nori. Ya fuera en pijama, babuchas, braguitas rosas, con manicura, de pollo, de gaitero, de gaitera o de mejillón, desplegó las más alabadas enseñas del estilo Nori. Porque si de enseñar refranes a la Galia se trataba, él se encargaba.

Por último, estos humildes Periquitos se ponen a los pies de la Periquita Reina. La que tramó un plan sin resquicios, sencillamente perfecto. A la que rendimos pleitesía. Y a la que le decimos que no trate de entender lo que aquí dicho no haya entendido. Nada tiene de qué preocuparse. El fin de semana se resume en Estilo Nori. El que ella mejor que nadie conoce y va a disfrutar por los siglos de los siglos.

Amén.

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