Casi 2 meses sin actividad, Eu. Me he tenido que abrir paso entre los jaramagos que habían hecho de este tu rincón su hábitat natural. Han sido muchos los que me han preguntado si habíamos abandonado la aventura. En Barcelona suponían que nos habríamos peleado, que ya no nos hablamos. Había quien te daba por fallecido, cometiendo el grave error de obviar tu inmortalidad bloguera sustentada por tus 7 vidas y la continuidad por reencarnación gatuna. Hubo incluso quien con pretendida gracia trianera acuñó el dicho “tienes más vacaciones que el Eu”.
Para mayor escarnio público me haces reconocer por escrito que nada tienes que ver con el abandono de tu azotea digital y su consiguiente conversión en campo de jaramagos. Me obligas a entonar el “mea culpa”. Y, como aquel peculiar jefe que en su día tuve, me pides que no me justifique. La cuestión es que ahora estás empezando a entender el por qué. Mucho te ha costado enterrar el enfado ocasionado por posts preparados para publicar que con el paso de los días careció de sentido compartir. No hay nada más antiguo que el periódico de ayer, ¿verdad?.
En cierto modo allanaba el terreno en la última publicación. “Nunca dejemos de otear nuevos horizontes”. Y en uno bueno me he metido. Un reto muy exigente, enriquecedor y ambicioso. Áltamente didáctico mediante un auténtico baño de humildad y nivel de esfuerzo probablemente nunca conocido por tu alter ego. En definitiva, un reto que supone consumo de tiempo hasta el límite. Es por eso que la frecuencia de publicación en Eugenio disminuirá, pero no desaparecerá. Lo que al César es del César, es lo que a Eugenio es de Eugenio. No cerramos. Seguimos.
Una vez podadas las malas hierbas del patio, como letal gato callejero no puede Eugenio irse de aquí sin dejar de nuevo marcado el territorio.
Bien podríamos decir que escribimos estas líneas desde un Apple y colgar el emotivo video del discurso en Stanford del genio de Steve Jobs. Actualidad y expediente cumplido. El día que por aquí aparezcamos para meramente cubrir el expediente será el último que lo hagamos.
Corría mediados de la semana pasada. Se publicaron los nuevos datos de paro. Demoledores, una vez más. Al día siguiente el centro de la ciudad a la que ahora me dirijo a más de 200 km/h se colapsó. ¡Por fin la adormecida y complaciente Sevilla se despertaba de su ombliguista letargo! Las masas se echaban a las calles sin que mediara la manipulación política propia del 15-M. Para cambiar. Para decir “basta”. Para de verdad buscar y ganarse un trabajo. Para de verdad estudiar y formarse pensando en el hoy y en el mañana. Para de verdad luchar sin esperar a que todo venga regalado, como lamentablemente ha sido el uso y costumbre.
Qué desengaño. La muchedumbre paralizó la ciudad para presenciar la tercera boda de una duquesa anciana de 85 años. Para ver cómo la señora bailaba descalza a los sones de Siempre Así en la puerta de su Palacio. Para salir en Antena 3. Y en Telecinco. Y en los noticieros y periódicos de todo el planeta. Para mostrar al mundo qué es Sevilla. Cómo somos los sevillanos.
Hasta aquí todo son hechos, objetivos, no hay ningún juicio de valor. En el fondo Eugenio no quisiera herir su propio corazoncito descalificando a sus paisanos. Un vídeo de lo acontecido sería más definitorio, aunque también una lastimosa mancillación de su blog. Baste una imagen, que siempre valió más que mil palabras.
Que cada cual complete la frase: “Sevilla es…"
Me alegra ver que Eugenio sigue merodeando por estos tejados. Ya pensábamos que se habría embarcado hacia tierras lejanas, en uno de esos galeones de su barrio marinero. En cualquier caso, nos conformamos con una cita mensual...
ResponderEliminarSe agradece, rubio felino de San Pedro; y como muestra de ello, si así lo desea, será invitado mañana a un jugo de cebada con piripi en el templo del mismo, aprovechando la visita fugaz de nuestro actor preferido.
ResponderEliminarUn abrazo