martes, 7 de agosto de 2012

El Curso de Eugenio

Nos encontramos a medio camino entre el final del curso 2011-12 y comienzo del siguiente. El que acaba ha sido de lejos el período menos prolífico en la versión digital de los esputos de Eugenio, con apenas una docena de entradas frente a las más de 40 en cada uno de los dos años anteriores. Eu conviene conmigo en que la situación requiere explicaciones, así como una mención a lo que en condiciones normales debió ser entrada y no lo fue.

La alteración de esas condiciones normales se llama máster -algunos familiares y amigos lo llaman curso, mientras que los entendidos en la materia lo llaman EMBA, y nada menos que del IESE-. Para Eugenio, se trata de todo un reto. 2 años de profundo aprendizaje en las diferentes áreas que componen la empresa. Unos compañeros, muchos ya amigos, admirados de los que aprender, unos profesores extraordinarios y un duro día a día llevadero por el continuo e incondicional apoyo de DermaEugenia. Cuando para decidir se valora, se analiza, se pregunta a voces autorizadas y se actúa en consecuencia, de forma madura, con compromiso como familia,  no caben sorpresas a posteriori e incluso es difícil equivocarse. Ya van muchas decisiones así, y muchas más que han de venir.

Se han quedado en el tintero -más bien en el teclado, o keypad para aquellos que en vez de entrada dicen post, y otras pamplinas esnobistas similares- letras para la jubilación del referente de Eugenio en constancia, esfuerzo y buen hacer. Con la trampa de que una parte de esas cualidades le fueron otorgadas a Eu en su código genético, y el resto las vió todos y cada uno de los días que habitó la morada familiar, sin sitio para la pereza ni la vagancia.

También hubieron de quedarse sin líneas en el blog la llegada de Eugenillos a nuestras vidas, 2 humanos y otro más peludo, canino para más señas. Sin mención exclusiva quedaron emigraciones de buenos amigos al Nuevo Mundo, tanto al Norte como al Sur. Igualmente ignorada la ascendente etapa profesional del que se dice amo de Eugenio, apoyado por un equipo de Champions hambrientos por devorar países de, precisamente, ese Nuevo Mundo. Países visitados por primera vez, aunque desde entonces repetidamente, sin que aquí haya constancia alguna.

Ni las Fiestas Mayores de la capital del mundo en Primavera fueron exaltadas. Ni las grandes noticias nupciales del que alguna publicación de este rincón ha protagonizado, que por largamente esperadas no menos felicidad inundaron en el corazoncito de mi felino.

Finalmente, quizá también debíamos haber aburrido con algo de economía y sociedad en estos tiempos convulsos, ahora que a Eugenio se le supone más erudito.

El curso que en unas semanas comienza se presenta tan comprimido en tiempo como el que acaba. Se piden disculpas anticipadas por la previsible escasa producción de la factoría Eu. Y, como si de época navideña se tratara, nuestros mejores deseos a todos en vacaciones y el posterior arranque. Mucha fuerza y ánimo en la salud, trabajo y amoríos.

domingo, 27 de mayo de 2012

Cuidado con el parecido

A veces Eugenio ha bromeado, medio en serio medio en broma, sobre las llegadas al Aeropuerto de Sevilla y sus similitudes con Latinoamérica. Esa impresión de que nos parezcamos más al otro lado del charco que al otro lado de los Pirineos.

Este fin de semana el parecido se ha hecho más patente que nunca, tristemente. Cuando por la mañana en un hotel de Bogotá me dejan el periódico El Tiempo u O Globo en Brasil, una noticia no demasiado extraña suele ser la siguiente:



Pero esta vez en San Juan de Aznalfarache, provincia de Sevilla. Ojo, ojo.

domingo, 6 de mayo de 2012

El Reducto

Ha llovido mucho, y en momentos muy inapropiados, desde el último post. Tanto que hoy cuando reclamo tus más recientes reflexiones me las niegas con un Eugeniano desplante. Orgullo felino.

¿Qué te cuente yo algo? Pues mira Eu, te cuento que por miles de kilómetros que recorra resulta que el último reducto de cándida felicidad lo he encontrado…sí! En Sevilla! ¿dónde si no, verdad? Cómo somos…

En el veinteañero Parque del Alamillo hay una enorme área vallada de una superficie equivalente a, por lo menos por lo menos, uno o dos campos de fútbol. Es la zona de los perros sueltos*. Allí están los dueños con sus canes, muy felices todos, correteando por el césped entre los árboles, con columpios perrunos, familias enteras de las de camisa y de las de chándal, sin excrementos en el suelo, máxima la educación entre animales y humanos…una especie de Casa de la Pradera en el siglo XX. Fue gratamente sorprendente y esperanzador encontrar esta excepción a la regla. Aún quedan personas verdaderamente educadas en todas las clases sociales encontrando la felicidad alejados de lo material.


“¿Pero ahora entonces qué pasa, qué te gustan esos chuchos tontorrones a los que les tiras una pelota van corriendo detrás y te la traen de vuelta?” Es distinto. Tu elegante superioridad intelectual, Eu, es manifiesta, innegable y admirable. Sólo que llega un momento en el que, además de con sus cosas de siempre, uno disfruta viendo disfrutar a la Jefa y a Capi en ese ambiente idílico, o dónde y cómo sea. Y con eso basta, es así de sencillo. Todo tiene su timbre, todo tiene su nombre.



*Nota: se ruega no confundir “perros sueltos” con “La Suelta de Perras”, post preparado por Eugenio, bien conocido en sus círculos más cercanos, y a fecha de hoy objeto de censura por este escribano.