Cuando su Madre esté saliendo a medianoche para devolver la visita a sus hijos, él estará sobrevolando el Atlántico. Habrá hecho la mitad del camino, la otra mitad será arrebatada por una obligación privilegiada.
Llevará la ilusión a niños y mayores anunciando la llegada de la Borriquita. Encabezará el cortejo de seriedad y Amor. Recibirá, recién comido, al Polígono en su barrio, "qué me gusta el Polígono, Manué". Nos iremos al mío a oler a azahar para que el Cautivo lo sea menos. No sabremos dónde cumplir la obligación de estar con Santa Marta.
Lo llamaré para asarnos viendo salir los Estudiantes; "vale, pero este año veremos entrar San Esteban, ¿verdad?". Querrá encontrarse varias veces con el tremendo Misterio donde va su avatar en forma de Pilato. Nos endulzará la espera de la Candelaria. El Miércoles ya estará nervioso, dirá innumerables veces que es su último día y que no tiene preparado nada; el Cristo del Buen fin lo serenará. Madre de Dios de la Palma, ya cansada y con los sones de La Madrugá, le bendecirá el viaje en San Pedro.
Haremos más esos días, mucho más. Lo que no podré será cruzarme una mirada con él la noche de penitencia. Ni sentarnos juntos a recibir el Viernes en San Francisco. Montserrat no se lo encontrará en Castelar, ni tampoco en Molviedro. La Mortaja no se llevará clavados sus ojos mientras camina de vuelta, parsimonioso Funeral, perdiéndose entre los naranjos de Doña María Coronel.
Pero una de sus mejores virtudes es saber disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Primera medianoche de la primavera, azotea de una casa de la Alfalfa, batido de Rayas, 360º de vistas con una docena de espadañas rodeándonos. Batido de espadañas.
Deberías hablar con el marido de alguien que conocemos para que te den audiencia y te concedan espacio a dos páginas en los diarios locales.
ResponderEliminarO mejor, se me ocurre al estilo Google, un par de versos en cada esquina del programa de este año.
Esto ya alcanza un tono onírico y metafísico...me imagino que has puesto incienso junto a tu teclado y marchas en el cassette..(porque estoy hay que hacerlo con cassette).
Tras la visita al templo que hicimos tuve una nueva desconexión a tierras donde me podrian llamar incluso infiel. Duró poco y ya cuando aterricé el jueves me di cuenta donde estaba...en la cola de taxis del sevillano aeropuerto de S.Pablo, dos conductores luchaban a ver qué se escuchaba más en la cola...si Campanilleros para palio o la Saeta para Cristo.
Ya queda menos.
gracias...
ResponderEliminarQuerido Eugenio:
ResponderEliminarHa sido precioso leerte hoy. Mira que yo no soy muy semanasantera; "juyo" de las aglomeraciones de gente, no sé moverme como tú por esta Sevilla tan intensa. Pero,¡qué bonito lo has contado! Tan humano. Tan Divino. La poesía no está al alcance de todos.
Sabiduría felina. Elegancia gatuna.
Mis felicitaciones.