lunes, 4 de abril de 2011

Cautivo de Sevilla a Buenos Aires

En estos días encaramos la recta final del Horror Vacui hispalense, ese término tan Barroco como Sevilla que me descubrió el genial Paco Robles. Un Horror Vacui especialmente largo el de este año por mor de los ciclos lunares. Es probable que no sea necesario aclararlo a los eruditos seguidores de Eugenio, pero cabe la puntualización. Cuándo se celebra la Semana Santa viene fijado por la Luna. El Domingo de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena de Primavera. Por ello siempre en Semana Santa hay Luna llena, que este año será tardía. ¿Cómo tardía? La Semana Santa nunca llega tarde, sino cuando tiene que llegar.

En pleno ecuador de la travesía por el Horror Vacui se dieron una serie de coincidencias. Era uno de los primeros días del viaje en el que se celebraba la deserción de casa de Eugenio. El dueño se encontraba en Buenos Aires. Más concretamente en la Plaza de Mayo, junto a la Casa Rosada, sede del Gobierno Argentino. Comunican el fallecimiento de Néstor Kirchner, ex-presidente de Argentina y marido de la actual Presidenta. En unas horas la Plaza de Mayo se convertiría en el luctuoso epicentro de un país conmocionado.


27 de Octubre, Censo en Argentina. Una vez cada diez años todos los argentinos deben quedarse en casa para que empleados públicos realicen un recuento a nivel nacional. Fue ese mismo día. Accedemos a la Catedral de Buenos Aires. A la derecha hay una pequeña capilla. Algo me llama la atención. Me resulta familiar. Tomo la siguiente foto con la blackberry.


¿Estoy delirando en pleno Horror Vacui durante mi viaje de novios? ¡Este Cautivo es muy sevillano! ¿Por qué me teletransporta a cualquiera de las Iglesias de mi ciudad? La explicación cuelga en una placa justo a mi lado. Es el Cristo del Gran Amor, encargo de los jugadores del Sevilla Scotta y Bertoni nada menos que a Luis Álvarez Duarte. Un Cautivo que inunda de sevillanía la Catedral de Buenos Aires.

Horror Vacui, poco te queda para desaparecer y sólo un infinitésimo más para retornar merced al Tempus Fugit. Siempre Barroca ciudad de Sevilla.

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