Ha vivido Eugenio una Semana Santa de récord en cuanto a cofradías que no han podido realizar su estación de penitencia a causa de las inclemencias meteorológicas. No vaya a llevarse a engaño, felino lector, que esta "lástima de la lluvia" en absoluto va dirigida hacia la manada de su amo, que tan bien saben pertrechar planes A y B, según las circunstancias, para disfrutar una plena Semana Mayor. Nada más lejos de la realidad.
Lástima de la lluvia, me apunta Eugenio, por aquellos residentes en Sevilla que de primeras huyen de la hispalense magna celebración que hoy acaba. Esos a quienes la lluvia les ha fastidiado sus alternativos planes cualesquiera que fueran. Lástima de la lluvia para aquellos desdichados que no son capaces de sentir un momento ya sea de gusto por el arte, de emoción o de fe con la Semana Santa de su ciudad. Aquellos de las vagas justificaciones para quitarse de en medio. Aquellos que escriben su paréntesis al revés: Abril 2010 - Cierra paréntesis.
Imposible de comprender para Eugenio que aquellos no pudieran sobrecogerse con el Cristo del Amor, del Museo o el de Burgos en la oscura medianoche, o con el misterio de Santa Marta subiendo la Cuesta del Bacalao. Que no se deleitaran con la máxima belleza para los 5 sentidos de la Amargura de vuelta en su plaza, o con el Beso de Judas por Santa María la Blanca. Que sus vellos no se encresparan disfrutando de las sublimes saetas de Alex Ortiz a San Bernardo, con las que los más serios se sorprendieron aplaudiendo emocionados. Que no encontraran la fe besando las manos del Señor en San Lorenzo.
¿Cómo pueden titular los periódicos que ha sido "la peor Semana Santa de la historia" habiendo gozado con todo lo anterior y mucho, pero que mucho más, hasta el punto de que los días se hayan hecho cortos y la Semana haya pasado más rapido que ninguna otra?
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