Tras el cierre del paréntesis de la Semana Santa, Eugenio ha quedado perplejo con acontecimientos que un felino casero difícilmente puede asimilar. Cada noche al volver a casa en lugar de pedirme comida, como es su norma, aparecía alterado para contarme historias con el hocico desencajado.
Primero fue el mortal atropello de la madrugada del Domingo de Resurrección en el Paseo de Colón a la altura de la Torre del Oro. Un Clio se salta dos semáforos en rojo, atropella a dos jóvenes mujeres que cruzaban la calle debidamente, las desplaza casi 40 metros, mueren en el acto, el coche ni frena, le acaba bloqueando el paso un taxi a la altura del Maestranza. El conductor es un vecino de Los Remedios, de 25 años, que viene de ver el Sevilla y algo más. Dobla la tasa de alcoholemia permitida, el carné lo tenía retirado y se está a la espera de análisis, ya que da claras muestras de estar bajo los efectos de estupefacientes. De momento, en el coche se han encontrado papelinas de droga.
El copiloto resulta ser hijo del presidente del Sevilla, quien se persona en el lugar de los hechos -o la comisaría, Eugenio no lo recuerda exactamente- con un supuesto testigo, que algunos apuntan a que es falso. El acusado por el caso de las minutas afirma que no se presentó, pero la Policía confirma que sí lo hizo. ¿Cómo puede llegar Eugenio a entender semejante disparate sin escrúpulos?
La explicación la encuentra, en parte, en la idiosincracia de su ciudad. Tiene entendido Eugenio que en Sevilla campan a sus anchas grupos de chuletas endiosados, reminiscencia extremista de los señoritos andaluces. Aquí tenemos sus hechos, de estos que se creen intocables, más peligrosos que aquellos de chándal y gorra blanca. La vida arrancada a dos personas, a sus familias, futuras familias y amigos.
Sin haber asimilado esta tragedia, le llegó a Eugenio la noticia de que su Ayuntamiento va a pagar a un grupo de ¿música? para que se mofe de las víctimas del terrorismo. Fue en una nueva edición de la fiesta de la república, subvencionada por nuestra preocupante administración. Parece ser que cierta bandera es anticonstitucional, pero la de la república no lo es. Madre mía, qué demagogos. En el concierto pagado de nuestro bolsillo se escucharon canciones que rezaban: «¿Te emocionó el vuelo de Pedro Duque? A mí el de Carrero Blanco...», «Ortega Lara no era ningún pacifista, cambió de carcelero a contorsionista.» Esto se llama apología del terrorismo. Si algo nos unía era el sentimiento común de condena a los terroristas, pero gracias a nuestros ediles, ya no. Según la Delegada de Fiestas Mayores estas letras son como las de los carnavales de Cádiz. Qué barbaridad.
Eugenio ya no sabe cómo recomponer la mandíbula. De nuevo, pregunto, ¿cómo puede llegar Eugenio a entender semejante disparate sin escrúpulos?. Me dice, "¿seguro que en Sevilla huele a azahar? A mí me da que huele peor que un vertedero."
Para esto mejor no oigo nada más de Sevilla...
ResponderEliminarEs cierto Eugenio, aquí huele a vertedero. Uno de esos donde los perros campan a sus anchas rebuscando entre la basura putrefacta. Aun así, de vez en cuando se oye un maullido en medio de la jauría. Al fin y al cabo quizás haya algún justo en Sodoma.
ResponderEliminarLamentable. Cuánta razón llevas, querido Eugenio. Lo peor no es que estos señoritos a caballo se crean que están por encima de la ley, lo peor es que al final, resulta que lo están. Te lo dice una que maulla la pena y vergüenza de la ex-clase política de su pueblo, a costa de la que se enriqueció el papá.
ResponderEliminarMe maulla Eugenio que sólo comenté la mitad. Yo pensé que al decir que todo era lamentable, se comentaba entera. Por si acaso, querido Eugenio, que "Los Chikos del Maíz" (¿habrán leído el libro?) me digan que no son ni vascos ni aberchales cuando escriben su nombre con "k", me suena a "kaka". Que este ayuntamiento no tenga en qué gastarse los cuartos más que en pagar viajes de Valencia a Sevilla para que unos niñatos canten en un homenaje de algo que no han conocido es paradójico: digo yo que habrán venido en Vueling, que casualmente es de "la competencia".
ResponderEliminarQue mezclemos churras con merinas, ensalzando al terrorismo en un aniversario de la república, es indignante para los republicanos de pro.
Que no se quieran enterar algunos, de unos y otros fueros, de que fue España quien decidió que nuestro régimen político fuera la Monarquía Parlamentaria, es cansino para los que pensamos que lo que hay que hacer en la vida es mirar siempre hacia delante.
Recompón tu mandíbula, querido Eugenio, que entre farolillo y farolillo, Rosamar tendrá que retractarse de tanta barbaridad dicha, porque ya se lo ha pedido toda Cádiz y porque pa eso nuestro Ministro del Interior, abanderado antiterrorista, es diputado por tan excelsa ciudad.
Dan ganas de mandar la ciudad a tomar por culo...tanto progresismo, tanto ombliguismo y tanto sinsentido en un pueblo grande de 700000 habitantes en el que solo crece el paro y se habla de catenarias.
ResponderEliminarSevilla quiere ser y es, cabeza y culo, y tenemos lo que nos merecemos en los organos que dirigen la ciudad.
de que te extagnas Eugenio? es que algo ha cambiado desde que miras por la ventana y tienes uso de razon?
ahora asistiras un agno mas al segundo acto de primavera que vendra a ocultar, una vez mas, los defectos y problemas de la ciudad...y ya..a esperar a las elecciones y otro ciclo vendra, que sera facil de explicar
las luces de Navidad en los barrios y plaza Nueva
las catenarias
las obras del metro
las modificaciones del trazado de ssanta
el Real
los toldos de la calle Sierpes
las obras en verano
Vuelta a empezar
y mientras
el paro sube
los comerciantes se quejan
el tejido empresarial no despega
no hay subvenciones ni capital riesgo para start-ups pero si para grupos musicales afines al bochorno y el mal gusto
Pero que a gustito estamos aqui, eh? como se vive en Sevilla, en ningun lado...