Al sevillano en principio no le pica la curiosidad de viajar, está convencido de que vive en la ciudad más bonita del mundo; así que no se le ha perdido nada por ahí fuera donde, por cierto, se come fatal. Los programas de la tele, las facilidades para viajar a precios asequibles con las líneas de bajo coste y, sobre todo, el boca a boca de compadres y primos le han apartado un poco la mirada de la pelusa del ombligo. Con su billete en la mano han llegado sevillanos viajeros.
Aunque se hayan animado a salir, nada de lo que vean o visiten es más bonito que lo que aquí tenemos - hombre, por favor, ¿está es la iglesia de esta gente? Estos no han visto la Catedral de Sevilla, ¿é o no Paco? - Al contemplar un edificio alto se niegan a asumir que lo es más que la Giralda. Nada hay más alto en la faz de la Tierra que la Giralda, eso lo sabe todo el mundo. Después de repensarlo, meneando la cabeza, hay que asumir que sí, que la torre ésta es más alta que la Giralda. Vale, pero entonces no se mide en metros, se mide en Giraldas, unidad métrica sevillana para edificaciones de mayor altura que la Giralda. Así, un sevillano contemplando la torre Eiffel, mirada hacia arriba, resoplando, mano en la frente con el meñique ascendente ligeramente separado del resto de dedos, afirmará: "killo, esto mide por lo menos 4 Giraldas, ave?". A lo que el compañero añadirá "sí, vamos, pero que el Eiffel éste es el que hizo el puente de Triana, ¿tú sabías eso Mari?". También es difícil asumir la dimensión de ciudades mucho más grandes que Sevilla. A cierto sevillano se le dijo en su primera visita a Madrid que la Castellana es muy larga y había que coger el metro. A lo que preguntó "¿qué es más o menos como la Palmera?". Hubo risas jocosas. De este modo, la Palmera queda definida como otra unidad métrica de uso común en el sevillano viajero, en este caso se emplea para cuantificar con precisión la longitud de grandes avenidas.
Uno vuelve de viaje y se siente como en casa mucho antes de aterrizar en Sevilla, los sevillanos viajeros se encargan de ello. En la inmensidad de la terminal 4 de Barajas no es necesario comprobar en los monitores de información la puerta de embarque del siguiente vuelo a Sevilla. Tan sólo basta con echar un vistazo alrededor. Aquella puerta en la que quedando aún más de una hora para que empiece el embarque se haya formado una bulla como si fuera a salir la Macarena del finger, es la puerta de embarque a Sevilla. Si queda alguna duda no hay más que fijarse en la indumentaria de los sujetos para confirmarlo. Conviene centrarse en los señores que parece que viajan de negocios. No van de traje de chaqueta común o ropa de sport como en cualquier otro vuelo del mundo. Chaqueta azul bien ceñidita, camisa celeste, en algunos casos rosa, pantalón de pinza beige, acaso crema, y castellanos marrones. Bienvenido a tu vuelo de vuelta a Sevilla. Dentro del avión será imposible echar una cabezada, en Sevilla se habla a voces, eso es lo que hay.
El Aeropuerto de Sevilla debería a ampliar la zona de llegadas, en ninguna otra terminal se acumula tanta gente para recibir a familiares viajeros...Eugenio me interrumpe, ¿pero bueno por qué hablas de los sevillanos viajeros en tercera persona?
Eso quillo! Bien dicho Eugenio!!!
ResponderEliminarY lo de la unidad m'etrica de la Giralda es lo m'as l'ogico del mundo, no tantos pies(es), millas, pulgadas y demas mariconadas que tienen aqu'i.
Por cierto, cuando sal'i ayer de la cl'inica, me di cuenta de que iba con la indumentaria descrita en la entrada. Solo que la camisa era blanca de cuadritos celestes ;)
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