lunes, 6 de junio de 2011

El Listo de la Cola

Sé, Eugenio, que me encargaste la preparación de un determinado post hace más de dos semanas. Quieres que combine ideas surgidas de la serie americana Fringe, los libros El Gran Diseño (Stephen Hawking y Leonard Mlodinow) y Los Días de Gloria (Mario Conde), el paraíso según Carlos Lucatoni y las afiladas teorías de Carioca Aguilera. Muy complejo. No termino de redondearlo. El fin de semana pasado acabé con un enorme dolor de cabeza tras varias horas delante del ordenador intentando plasmar tus rocambolescas a la par que simplificadas reflexiones. Lo seguiré intentando, no descarto incluso servirlo en dos entregas para una mejor digestión. Queda pendiente.

Mientras tanto, vamos con este Listo de la Clase. El pasado sábado Dermaeugenia CM y yo disfrutamos de una agradable mañana cultural en compañía de Pepeba y Shoptimista, con Miguel de Mañara como columna vertebral. A mediodía se unieron Morito Cristiano y Reparadora del Can (bienvenidos a vuestra primera referencia en Eugenio-y-yo). Después de un sabroso almuerzo en la Vinería San Telmo, lugar altamente recomendable, la sobremesa en nuestro patio supuso su improvisada inauguración social.

Cuatro Ingenieros de Telecomunicaciones, una Licenciada en Derecho y una Médico. De manera inevitable en los tiempos que corren la conversación se centró en la crisis, con foco específico su vertiente local. Me quedo con la anécdota compartida por uno de los presentes. Contaba que un amigo suyo había estado trabajando en Suecia, en una de esas enormes compañías de telecomunicaciones. El primer día de trabajo fue en el coche de un compañero sueco y llegaron a la oficina un rato antes de la hora habitual de entrada. Con todo el aparcamiento vacío, el sueco aparcó en una plaza muy alejada de la entrada a la oficina. “¿por qué no aparcas al lado de la puerta si está todo libre?” preguntó el españolito, “los sitios cercanos a la puerta los dejamos para los que llegan tarde”, respondió el sueco. Estremecedor todo lo que encierra este mínimo diálogo. Piénsalo un poco. Qué tremenda diferencia cultural nos separa de ellos. Aquí, por contra, gastamos el Listo de la Cola.

En mis oficinas trabajan unos 2500 empleados con un horario de entrada de 8 a 8.30. Hay una gran rotonda de acceso donde, como bien supondrás Eugenio, se forma lo que comúnmente llamamos “enorme pitote”, o “gran atasco” en su versión refinada. La mayoría de los trabajadores esperan pacientes su turno para acceder a la rotonda y enfilar las oficinas. Ahí que aparece el Listo de la Cola. El que se cree más inteligente que nadie. El que toma por tontos a todos los de la cola, que son sus compañeros, por cierto. El de la falta de respeto. El maleducado. Que llega y se cuela porque él (o ella, Bibi) lo vale. Y que le den porculo a tol mundo (no hay versión refinada para esto). Y no es uno, claro. Igualito que en Suecia, ¿dónde aparcaría el Listo de la Cola si fuera el primero en llegar? ¿Al lado de la puerta? No Eugenio, no. Aparca al lado de la puerta, pero encima de la acera. Porque él es Listo de la Cola.

El Listo de la Cola como persona genérica, ya fuera del ámbito de la rotonda de acceso a mi oficina, es el admirado en España, sobre todo en Andalucía. Aquí el más admirado es el que sin dar un palo al agua, más dinero tiene. Para que no me entiendan esos Listos de la Cola, me refiero a que cuanto mayor es el ratio Ingresos/Esfuerzo mayor es la admiración hacia el sujeto en cuestión por parte de su paupérrimo entorno. Arriba la vagancia. El Listo de la Cola es el promotor irresponsable de la construcción, el constructor pirata, el que ahora tiene 30 años que mientras sus amigos luchaban por el logro de una Titulación Superior tiró por la vía rápida de ganar 2000 Euros desempeñando un trabajo de escasa cualificación en una obra y se creía el…Listo de la Cola, el socio y el RRPP del bar de copas sin plan de negocio, el del carné del sempiterno partido de la Comundad, el de la paguita, el pseudofuncionario flojo de empresa participada por la Administración Púbica (perdón, Pública), los borregos que masificaron la Universidad sin interés real por sus estudios en lugar de dignificar a base de sudor tantas necesarias profesiones que no requieren estudios universitarios. ¿Cuántos ejemplos más necesitas Eugenio? Los Listos de la Cola –no todos, sí muchos de ellos- son los que se la han pegado. Al resto nos ha salpicado su viscosa pringue, con contagios de diversa consideración. La rémora de este país. Así nos va porque así quiso la masa que nos fuera. A ver cómo lo hacemos para cumplir aquello de “Andaluces levantaos…”

2 comentarios:

  1. Querido Eugenio...me ha encantao!!muy interesante y estoy de acuerdo contigo...a ver si de verdad suena eso que solíamos cantar por Santa Clara en la década de los 80´ y 90´...Andaluces levantaos...;)

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  2. Genial.

    Tan cierto como lamentable es que el andaluz necesita ser el Ultimo de la Cola para sentirse andaluz y seguir proyectando el estereotipo allende los mares.

    Afortunadamente las cosas cambian y tenemos multinacionales andaluzas, más empresas biotecnológicas que en el resto de España y empieza a haber un turismo de calidad más allá de la siesta y el tinto de verano...pero todavía queda tanto...

    Todavía son excepciones al vago, al aprovechado, al listillo, al pelotera/pelotazo, al promotor corrupto, al amigo de todos y de ninguno, al ransio-trasnochado, al sombrero cordobés, al peregrino de 3 al cuarto y al que defrauda con el Per en vez de tecnificar el campo.

    Una lástima, pero somos nosotros los que tenemos que contribuir a que esto se levante, a romper la cadena, a soltar lastre y a hacer que Andalucía sea lo que tiene potencialidad para ser, el mejor sitio del mundo para vivir y trabajar.

    Idealismo utópico de una persona pragmática, lo confieso.

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